Country research: Islas Marshall
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Dossier de investigación sobre las Islas Marshall centrado en el atolón de Bikini: posibilidades de un posible proyecto de paz en Bikini
La República de las Islas Marshall (en marshalés: Aolepān Aorōkin Ṃajeḷ) es un estado insular de Oceanía central. Comprende el archipiélago del mismo nombre, perteneciente a Micronesia. Con entre 43.000 y 60.000 habitantes (según diversas fuentes) en una superficie de apenas 181 kilómetros cuadrados, las Islas Marshall son uno de los Estados más pequeños del mundo. La república, cuya capital es Majuro, está vinculada a Estados Unidos por un acuerdo de asociación. Las lenguas oficiales son el marshalés y el inglés. Hasta su independencia en 1986 (acuerdo de asociación con Estados Unidos), las islas eran un territorio en fideicomiso de la ONU controlado por Estados Unidos. Las más de 1.000 islas se elevan una media de sólo dos metros sobre el nivel del mar, por lo que son muy vulnerables a la subida del nivel del mar provocada por el cambio climático. El estado insular también incluye el atolón de Eniwetok y el atolón de Bikini, que se utilizaron para pruebas de armas nucleares. (Wikipedia)
La República de las Islas Marshall se encuentra en un momento crucial de su historia. Como uno de los primeros países completamente amenazados por el cambio climático, sus aproximadamente 60.000 habitantes se enfrentan a retos sin precedentes. Al mismo tiempo, esta situación existencial ofrece oportunidades únicas para soluciones innovadoras como un posible Proyecto de Paz de Bikini y modelos económicos alternativos como Gradido. Este análisis se basa en datos actuales de 2024-2025 y pone de relieve tanto los problemas urgentes como el notable potencial de esta nación especial.^1^3
Situación social, económica y política
La precaria realidad económica
Las Islas Marshall se encuentran en una situación paradójica: a pesar de un PIB nominal per cápita de 3.530 USD, el 52,7% de la población vive por debajo del umbral nacional de pobreza, la tasa más alta de todos los Estados del Pacífico. Esta asombrosa estadística pone de manifiesto la extrema desigualdad en la distribución de la renta y los déficits estructurales del actual sistema económico.^4
El desempleo ronda las 40% a escala nacional, llegando a 47% en zonas urbanas como el distrito de Jenrok, en Majuros. El desempleo juvenil es especialmente grave: 79%, lo que deja a toda una generación sin perspectivas laborales. Estas cifras reflejan la incapacidad fundamental de las estructuras económicas existentes para crear suficientes oportunidades de empleo[^6].
El sector público domina la economía, con Estados Unidos como principal empleador y aportando millones de dólares anuales a través del Pacto de Libre Asociación. Esta dependencia terminará parcialmente en 2033, obligando al gobierno a desarrollar modelos económicos más sostenibles. La economía privada se limita principalmente a la pesca, la producción de copra y un sector turístico aún embrionario.^7
Atolón de Bikini: un símbolo de injusticia
El atolón de Bikini ejemplifica las injusticias históricas y los retos actuales de las Islas Marshall. De los 167 habitantes originales, que fueron reasentados en 1946 con motivo de las pruebas nucleares estadounidenses, hoy sólo viven 25. Los aproximadamente 5.400 descendientes de Bikini están repartidos por todo el planeta: 800 viven en la inhóspita isla de Kili, 2.550 en Majuro, 300 en Ejit y 1.400 en EE.UU. y otros países.^9
Esta diáspora pone de manifiesto los profundos trastornos sociales causados por el pasado nuclear. El Fondo Fiduciario para el Reasentamiento de Bikini dispone de unos 126 millones de dólares estadounidenses, pero el regreso al atolón contaminado sigue siendo imposible por el momento. Aunque los científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore informaron en 2012 de que los niveles de cesio-137 estaban disminuyendo más rápido de lo esperado, los obstáculos psicológicos y prácticos para el regreso siguen siendo elevados.^10
Estructuras políticas entre tradición y modernidad
Las Islas Marshall practican una democracia parlamentaria que coexiste con estructuras de gobierno tradicionales. El sistema iroij (jefatura) sigue siendo influyente, sobre todo en los derechos sobre la tierra y los asuntos locales. Esta dualidad entre instituciones estatales modernas y autoridad tradicional caracteriza significativamente el panorama político.^12
La corrupción es un problema crónico. Un estudio publicado por Transparencia Internacional en 2022 muestra que 59% de los encuestados consideran que la corrupción gubernamental es un problema importante. Al mismo tiempo, dos miembros del Parlamento fueron sancionados recientemente por EE.UU. por corrupción, lo que pone de relieve las dimensiones internacionales del problema. No obstante, más de la mitad de los encuestados valoran favorablemente los esfuerzos del Gobierno para combatir la corrupción, lo que indica una voluntad de reforma.^13
Distribución de la riqueza y las oportunidades
Desigualdad extrema entre zonas urbanas y rurales
La distribución de la riqueza en las Islas Marshall está muy desequilibrada. Mientras funcionarios y militares estadounidenses muy bien pagados viven en centros urbanos como Majuro y Ebeye, dos tercios de los habitantes de las islas exteriores luchan con menos de un dólar al día. Esta cruda desigualdad refleja el pasado colonial y la continua dependencia de la financiación exterior.^4
Paradójicamente, las mujeres constituyen la mayoría de la mano de obra (64% en la región de Yenrok), pero trabajan sobre todo en sectores mal pagados, como la transformación del pescado y la restauración. A pesar del sistema matrilineal, que teóricamente favorece a las mujeres, en la práctica ganan menos que los hombres y soportan la mayor parte del trabajo de cuidados[^6].
Acceso a la educación como profesor
El sistema educativo aumenta considerablemente las desigualdades sociales. Aunque la enseñanza primaria es teóricamente gratuita, cerca de la mitad de los alumnos de secundaria asisten a centros públicos, cuyas tasas son inasequibles para muchas familias. Sólo el 17,5% de los alumnos alcanzan los niveles mínimos en la Prueba de Evaluación de los Estándares de las Islas Marshall (MISAT), siendo especialmente bajo el rendimiento en matemáticas.^15
Los niños de las islas periféricas están especialmente desfavorecidos, ya que tienen que trasladarse a Majuro para cursar la enseñanza secundaria y a menudo viven en condiciones precarias en dormitorios. Estas barreras educativas perpetúan la pobreza y aumentan el éxodo de jóvenes con talento.^16
Disparidades sanitarias
La atención sanitaria también muestra desigualdades extremas. Mientras que Majuro cuenta con un hospital y atención médica básica, los residentes de las islas exteriores suelen tener un acceso limitado a los servicios sanitarios. El pasado nuclear ha creado cargas adicionales: El Instituto Nacional del Cáncer calcula que más de un tercio de la población expuesta a la radiación desarrollará cáncer.^17
La diabetes y otras enfermedades no transmisibles han alcanzado proporciones epidémicas, debido sobre todo a la transición a alimentos importados procesados. Esta crisis sanitaria está poniendo a prueba el débil sistema sanitario y exacerbando las desigualdades sociales.^17
Migración, diáspora y flujos de retorno
La gran excursión a Arkansas
La emigración desde las Islas Marshall es un fenómeno fascinante. Aunque la mayoría de los emigrantes del Pacífico eligen Hawai como destino, Arkansas se ha convertido en el destino continental más importante. Más de 15.000 marshaleses viven en la región de Springdale, Arkansas, donde trabajan principalmente en el procesamiento de aves de corral.^18
Esta migración comenzó en la década de 1980, cuando John Moody se convirtió en el primer marshalés en llegar a Arkansas y encontrar trabajo en Tyson Foods. El Pacto de Libre Asociación permite a los marshaleses vivir y trabajar en Estados Unidos sin visado, lo que facilitó este extraordinario movimiento migratorio.^19
Impacto económico y social de la diáspora
La diáspora tiene efectos ambivalentes en las Islas Marshall. Por un lado, los emigrantes envían remesas que son vitales para la supervivencia de muchas familias. Por otro, el país pierde continuamente a su población más preparada y empleable: la clásica "fuga de cerebros".^20
La emigración reviste especial importancia para la comunidad bikini. Alrededor de 1.400 descendientes de Bikini viven fuera de las Islas Marshall, principalmente en Estados Unidos. Esta dispersión debilita la cohesión social y dificulta las decisiones colectivas sobre el futuro del atolón.^9
El reto de la integración
Los emigrantes marshaleses de Arkansas se enfrentan a considerables problemas de integración. Aunque legalmente pueden trabajar, no tienen acceso a programas federales como Medicaid o la Seguridad Social, lo que les lleva a una precaria situación vital. Las comunidades de Arkansas asumen el coste de la atención sanitaria y otros servicios sin recibir financiación federal.^18
Esta situación crea tensiones y pone de relieve la necesidad de enfoques más globales para la integración de los emigrantes del Pacífico. Al mismo tiempo, demuestra la adaptabilidad y resistencia de la cultura marshalesa, que conserva su identidad incluso en un país extranjero.
Gobernanza, fiabilidad y seguridad
Gobernanza tradicional frente a gobernanza moderna
El sistema de gobierno de las Islas Marshall se caracteriza por una compleja superposición de estructuras tradicionales y modernas. El sistema tradicional de los iroij (jefes) coexiste con las instituciones democráticas e influye, sobre todo, en los derechos sobre la tierra y los procesos locales de toma de decisiones. Esta dualidad puede crear tanto estabilidad como conflictos.^21
El sistema matrilineal otorga teóricamente a las mujeres un poder considerable sobre la propiedad de la tierra y la herencia, pero en la práctica política los hombres suelen ser los líderes visibles. Las jefas (Lerooj) tienen tradicionalmente menos poder directo que los jefes, pero se les consulta en las decisiones importantes.^12
La corrupción como problema estructural
La corrupción impregna varios niveles del sistema político. El último estudio de Transparencia Internacional muestra que los políticos son los más asociados a la corrupción, seguidos de la policía. La corrupción electoral y la "sextorsión" -la exigencia de favores sexuales a cambio de servicios públicos- son especialmente problemáticas.^22
Las recientes sanciones de EE.UU. contra dos diputados marshaleses por soborno de inversores chinos ilustran las dimensiones internacionales de la corrupción. Al mismo tiempo, faltan instrumentos institucionales de control, como un defensor del pueblo independiente o una fiscalía para los delitos de corrupción.^14
Seguridad y estabilidad
Las Islas Marshall se consideran políticamente estables, con elecciones periódicas, un poder judicial independiente y una prensa libre. No obstante, diversos factores lastran la estabilidad social: elevado desempleo, alcoholismo, violencia doméstica y consecuencias del pasado nuclear.^23
El aislamiento geográfico y la escasez de recursos hacen que las islas sean vulnerables a los choques externos. Las catástrofes naturales relacionadas con el cambio climático, como las inundaciones de enero de 2024, ponen de relieve la fragilidad de las infraestructuras. Al mismo tiempo, la importancia geopolítica de las Islas Marshall crece en el contexto de la rivalidad entre Estados Unidos y China en el Pacífico.^24
Valores culturales y puntos fuertes de la comunidad
La fundación matrilineal
La cultura marshalesa se basa en un sólido sistema matrilineal que sitúa a las mujeres como portadoras de la identidad, los derechos sobre la tierra y la continuidad cultural. El dicho "iep jāltok" (cesta con la abertura vuelta hacia uno) simboliza la importancia de los hijos femeninos para el linaje familiar. Tres proverbios centrales ilustran esta filosofía: "an kōrā aelōn kein" (estas islas pertenecen a las mujeres), "jined ilo kōbo" (nuestras madres para siempre) e "iep jāltok".^25
Estos fundamentos culturales crean fuertes lazos comunitarios y una responsabilidad colectiva. La tierra es propiedad colectiva de los grupos de linaje (bwij), y las mujeres son el principal vínculo con los derechos sobre la tierra. Esta estructura fomenta de forma natural la toma de decisiones cooperativa y el reparto de recursos.^12
Espiritualidad y prácticas tradicionales
La espiritualidad marshalesa combina influencias cristianas con creencias tradicionales. El folclore se refiere a las islas como "jolet jen Anij" (dones de Dios), lo que refleja una profunda comprensión de la conexión entre el ser humano y la naturaleza. Esta dimensión espiritual podría ser importante para la aceptación de modelos económicos alternativos basados también en la armonía y la sostenibilidad.^7
Las técnicas tradicionales de navegación que han permitido la supervivencia durante siglos demuestran la capacidad de almacenar y transferir conocimientos de forma colectiva. Estas tradiciones muestran cómo las comunidades pueden gestionar con éxito sistemas complejos sin una autoridad centralizada.
Reciprocidad y cooperación
La reciprocidad (kar̄) es un principio fundamental de la sociedad marshalesa y regula las relaciones interpersonales a todos los niveles. Este sistema de obligaciones y apoyo mutuos crea redes sociales que pueden amortiguar las dificultades económicas. Aunque los sistemas monetarios modernos han socavado parcialmente estas estructuras tradicionales, siguen vivas en muchas zonas.^12
El concepto de familia extensa (ej̄ek) va mucho más allá de la familia nuclear y crea redes de apoyo ampliamente ramificadas. Estas estructuras podrían servir de base para modelos económicos comunitarios como Gradido, pues ya se basan en principios de responsabilidad colectiva y reparto.
Educación y formación: oportunidades y obstáculos
Retos sistémicos
El sistema educativo de las Islas Marshall se enfrenta a problemas estructurales fundamentales. A pesar de una enseñanza primaria teóricamente gratuita, sólo 29% de los alumnos de primaria y 14% de los de secundaria alcanzan los niveles mínimos nacionales. Estos resultados alarmantemente bajos reflejan la insuficiencia de recursos, la escasa formación de los profesores y un entorno de aprendizaje inadecuado.^26
La situación es especialmente dramática en matemáticas, donde el rendimiento disminuye constantemente desde los primeros cursos hasta los últimos. Como resultado, el 99% de los trabajadores extranjeros tienen un título de secundaria, mientras que los licenciados locales a menudo necesitan clases de recuperación para acceder a la universidad.^16
Desventajas geográficas
Los alumnos de las islas periféricas se enfrentan a retos particulares. Tienen que abandonar sus atolones de origen para cursar la enseñanza secundaria y vivir en centros urbanos, a menudo en condiciones precarias. Más del 75% de los alumnos asisten a escuelas cuyos directores citan la falta de recursos como principal obstáculo para una enseñanza de calidad.^27
La fragmentación geográfica dificulta la distribución de profesores cualificados por todas las islas. Son frecuentes las microclases con pocos alumnos, lo que aumenta drásticamente los costes de la educación per cápita. Esta situación refuerza las desigualdades ya existentes entre las zonas urbanas y rurales.^26
Enfoques innovadores y potencial
A pesar de los retos, están surgiendo enfoques innovadores. El Programa de Huertos Escolares de Aprendizaje del Sistema de Escuelas Públicas de la RMI combina la educación con la agricultura práctica y enseña a los alumnos el cultivo sostenible. Taiwán apoya programas para aumentar la producción local de frutas y verduras en las escuelas, lo que mejora tanto la nutrición como la educación.^28
El College of the Marshall Islands (CMI) está desarrollando nuevos programas agrícolas y preparándose para ofrecer cursos regulares de agricultura y silvicultura. Estos avances muestran el potencial de los enfoques educativos orientados a la práctica y basados en la comunidad, que combinan las necesidades locales con el conocimiento global.^29
Sistema sanitario y legado nuclear
La crisis sanitaria nuclear
Las Islas Marshall soportan una carga sanitaria única derivada de las pruebas nucleares realizadas por EE.UU. entre 1946 y 1958. Investigaciones recientes demuestran que los 24 atolones recibieron lluvia radiactiva y, sin embargo, sólo tres se sometieron a pruebas médicas de detección del cáncer. El Instituto Nacional del Cáncer calcula que 1,6% de todos los casos de cáncer en marshaleses entre 1948-1970 se debieron a la exposición a la radiación.^30
Los habitantes de Rongelap (55% de riesgo de cáncer atribuible), Utrik (10%) y otras zonas expuestas se ven especialmente afectados. Las consecuencias sanitarias a largo plazo son una carga no sólo para los afectados, sino también para todo el sistema sanitario y la sociedad. Un informe publicado en 2025 muestra que el impacto global de las pruebas fue mucho mayor de lo que se había reconocido públicamente.^31^30
Retos de la sanidad moderna
Además del legado nuclear, las Islas Marshall luchan contra una epidemia de enfermedades no transmisibles. La diabetes y las cardiopatías se han convertido en las principales causas de muerte, debido sobre todo a la transición a alimentos importados procesados. Esta doble carga de enfermedades está desbordando el débil sistema sanitario.^17
Las elevadas tasas de migración están agravando la situación, ya que los profesionales sanitarios cualificados emigran al extranjero. Al mismo tiempo, las comunidades de Arkansas tienen que sufragar los gastos sanitarios de los emigrantes marshaleses que no tienen acceso a los programas federales estadounidenses.^18
Soluciones sanitarias innovadoras
A pesar de los retos, están surgiendo enfoques innovadores. El Marshallese Health Centre de Springdale (Arkansas), inaugurado en 2011, ofrece atención especializada a los inmigrantes. Los programas de telemedicina conectan las islas periféricas con los centros médicos, aunque la limitada infraestructura de Internet obstaculiza los avances.^18
Los programas de prevención se centran cada vez más en los alimentos tradicionales y la actividad física. Los proyectos SUPA de GCCA+ promueven huertos domésticos y clases de cocina saludable que mejoran tanto la seguridad alimentaria como la salud. Estos programas muestran el potencial de los enfoques holísticos que combinan la salud con la sostenibilidad y el desarrollo comunitario.^33
Trabajo asistencial y estructuras comunitarias
Sistemas tradicionales de asistencia
La sociedad marshalesa se basa en sólidas estructuras asistenciales que sostienen principalmente las mujeres. El sistema de familia extensa (ej̄ek) crea redes de apoyo que se extienden mucho más allá de la familia nuclear. Los ancianos son atendidos tradicionalmente en el seno de sus familias, y la comunidad asume la responsabilidad colectiva de los niños y los necesitados.
Estas estructuras muestran una notable resistencia, incluso bajo las presiones modernas. La migración y la urbanización han modificado, pero no destruido, los modelos tradicionales. Las comunidades marshalesas de Arkansas y otros estados de EE.UU. reproducen muchas prácticas asistenciales tradicionales en nuevos contextos.^18
Voluntariado y estructuras eclesiásticas
Las organizaciones eclesiásticas desempeñan un papel central en la prestación de servicios sociales. Con casi una docena de iglesias marshalesas sólo en Springdale (Arkansas), las comunidades religiosas actúan como importantes anclas sociales. Estas instituciones organizan ayudas no sólo espirituales, sino también prácticas para las familias necesitadas.^18
Women United Together in the Marshall Islands (WUTMI) es un ejemplo de compromiso de la sociedad civil. La organización apoya a las supervivientes de la violencia de género y promueve los derechos de la mujer. Estas iniciativas muestran el potencial de los sistemas de apoyo comunitarios.^34
Retos y oportunidades
Las presiones modernas están poniendo a prueba los sistemas tradicionales de cuidados. La elevada tasa de desempleo, especialmente entre los hombres, y el papel dominante de la mujer en el mercado laboral formal (64% de la mano de obra en algunas zonas) están creando nuevas tensiones. Al mismo tiempo, estos cambios ofrecen oportunidades para modelos asistenciales innovadores[^6].
Programas como la Renta Básica Activa de Gradido podrían reconocer y recompensar formalmente el trabajo de cuidados. La tradición marshalliana de reciprocidad y responsabilidad colectiva parece bien compatible con modelos que valoran las contribuciones comunitarias, independientemente de que tradicionalmente constituyan trabajo "productivo".
Innovación y transformación digital
Sector tecnológico emergente
Las Islas Marshall están experimentando una notable transformación digital. Se espera que el sector tecnológico crezca 28% en 2025, con una tasa de uso de Internet de 73,2% y un aumento de 20,5% en usuarios de redes sociales. Esta evolución crea nuevas oportunidades para modelos de negocio y servicios innovadores.^35
Las tecnologías fintech y blockchain están en el centro de esta revolución. Empresas como FBS Markets ofrecen plataformas de negociación de divisas y están posicionando a las Islas Marshall en el sector fintech mundial. El marco regulador de los activos digitales hace del país un lugar atractivo para las empresas de blockchain.^36
La iniciativa SOV: un trabajo pionero sobre monedas digitales
El proyecto digital más ambicioso es el lanzamiento previsto del Soberano marshalés (SOV), la primera moneda digital nacional del mundo. Desarrollado en colaboración con Algorand y SFB Technologies, el SOV funcionará junto al dólar estadounidense con una tasa de inflación anual fija de 4%.^37
Esta iniciativa demuestra la voluntad del gobierno de explorar planteamientos monetarios innovadores. Aunque el SOV tropezó con la resistencia del FMI y sufrió retrasos en su aplicación, el proyecto demuestra una apertura fundamental a sistemas monetarios alternativos. Esta experiencia podría servir de base para la posterior introducción de sistemas similares al Gradido.^39
Infraestructura digital y conectividad
El Banco Mundial apoya el desarrollo digital a través del proyecto "República Digital de las Islas Marshall", que invierte en infraestructuras digitales y desarrollo de capacidades. Estas iniciativas mejoran las condiciones para la innovación digital y los servicios de administración electrónica.^36
Al mismo tiempo, las asociaciones con Intelsat permiten mejorar las telecomunicaciones entre las islas dispersas. Esta conectividad es esencial para la implantación de sistemas de moneda digital y permite a las comunidades remotas participar en la economía digital.^36
Proyectos existentes y modelos financieros alternativos
Proyectos internacionales de desarrollo
Las Islas Marshall albergan numerosos proyectos de desarrollo innovadores. El Proyecto para la Alimentación, el Agua y la Agricultura en las Pequeñas Islas (SIFWaP) del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) utiliza un enfoque comunitario con un sistema de subvenciones de contrapartida. Las comunidades identifican sus prioridades y reciben ayuda financiera para proyectos que mejoren la seguridad alimentaria, hídrica y de ingresos[^40].
El proyecto Ridge to Reef del PNUD refuerza la gestión de los recursos naturales mediante enfoques integrados que vinculan los ecosistemas terrestres y marinos. Estos proyectos demuestran la eficacia de los modelos de desarrollo participativo que implican a las comunidades locales en los procesos de toma de decisiones.^41
Enfoques cooperativos
Aunque las cooperativas formales son poco frecuentes, las comunidades marshalesas practican diversas formas de organización económica colectiva. El uso tradicional de la tierra por los bwij (grupos de linaje) se asemeja a los principios cooperativos. Las comunidades pesqueras suelen organizarse informalmente para compartir embarcaciones y equipos.^12
La Planta de Procesamiento de Copra de Tobolar funciona como una empresa estatal con elementos de tipo cooperativo, aunque tiene problemas de eficiencia. Estas experiencias ofrecen lecciones para el desarrollo de estructuras cooperativas mejoradas.^42
Modelos de financiación innovadores
El Proyecto de Seguridad Alimentaria de las Islas del Pacífico utiliza enfoques de financiación innovadores que combinan las subvenciones tradicionales con pagos basados en los resultados. Los países deben cumplir determinados objetivos de ejecución para recibir financiación adicional. Este sistema fomenta la apropiación y la eficiencia[^40].
El Programa Indicativo Nacional de las Islas Marshall de la UE para 2014-2020 destinó 9,1 millones de euros a proyectos de desarrollo. Estos programas muestran la importancia de las asociaciones internacionales, pero también la dependencia de la financiación externa.^43
Potenciales y retos para Gradido
Compatibilidad estructural
La sociedad marshalesa presenta varias características que la hacen especialmente adecuada para la implantación de sistemas de tipo gradido. El sistema matrilineal y la tradición de reciprocidad (kar̄) crean fundamentos naturales para los modelos económicos basados en la comunidad. Los conceptos de uso colectivo de la tierra y responsabilidad familiar ampliada se corresponden con los principios cooperativos del gradido.^25
El importante papel de las mujeres en la sociedad podría apoyar la aplicación de la Renta Básica Activa de Gradido, que reconoce formalmente el trabajo de cuidados y las contribuciones a la comunidad. La concepción tradicional del trabajo como contribución a la comunidad, independiente de la remuneración monetaria, armoniza con la filosofía de "Participación Incondicional" de Gradido.^44
Preparación tecnológica
El avance de la digitalización está creando condiciones favorables para los sistemas de moneda digital. Con 73,2% de uso de Internet y una escena fintech en crecimiento, las Islas Marshall ya cuentan con una base para las transacciones digitales. La experiencia con el proyecto SOV, aunque no se ha aplicado plenamente, ha enseñado valiosas lecciones sobre las monedas digitales.^38
El apoyo del Banco Mundial a la transformación digital y la infraestructura de blockchain existente podrían facilitar la implementación técnica de Gradido. Al mismo tiempo, es necesario abordar retos como la limitada conectividad a internet en las islas periféricas y las carencias de competencias digitales.^36
Necesidad económica
Los retos económicos actuales crean una necesidad urgente de modelos alternativos. Con un 52,7% de la población por debajo del umbral de pobreza y 40% de desempleados, el sistema actual ha fracasado claramente. La Renta Básica Activa de Gradido podría proporcionar un alivio inmediato a la vez que fomentaría las actividades productivas de la comunidad[^5][^6].
La inminente reducción del apoyo estadounidense a partir de 2033 hace aún más urgentes las fuentes alternativas de ingresos. La triple creación monetaria de Gradido podría estabilizar los presupuestos públicos sin tener que depender de la financiación exterior.^8
Obstáculos culturales y sociales
A pesar de la compatibilidad estructural, los factores culturales podrían dificultar la aplicación. La larga dependencia de la financiación externa podría crear escepticismo hacia los sistemas autoorganizados. Los conflictos generacionales entre personas mayores de orientación tradicional y personas más jóvenes con actitudes modernas podrían dificultar la creación de consenso.
El carácter cristiano de la sociedad podría ser tanto un apoyo como un obstáculo. Los valores cristianos de caridad y comunidad armonizan con los principios del gradido, pero una interpretación conservadora podría rechazar la innovación. El papel de las iglesias como instituciones influyentes hace que su apoyo sea esencial.
Factores reglamentarios y políticos
Los problemas de corrupción podrían complicar la implantación de sistemas monetarios alternativos. Al mismo tiempo, la transparencia y el control comunitario de Gradido podrían contribuir a la lucha contra la corrupción. El carácter descentralizado del sistema podría reducir el abuso de poder de las autoridades centrales.
La dimensión internacional es fundamental. Como Estado asociado a Estados Unidos, las Islas Marshall deben armonizar las innovaciones de la política monetaria con los intereses estadounidenses. La experiencia con el SOV muestra tanto las posibilidades como las limitaciones de la soberanía monetaria.^39
Cooperación internacional y asociaciones para el desarrollo
Asociaciones multilaterales
Las Islas Marshall se benefician de una compleja red de asociaciones internacionales. El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) apoya proyectos nacionales en los ámbitos de la biodiversidad, el cambio climático y la degradación del suelo con más de 10 millones de dólares. Estos programas demuestran modelos de éxito para la cooperación internacional en desarrollo sostenible.^46
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está profundizando su compromiso a través de programas como el proyecto Abordar la Vulnerabilidad Climática en el Sector del Agua (ACWA). Esta iniciativa combina la adaptación al clima con el desarrollo comunitario y muestra cómo el apoyo internacional puede reforzar las capacidades locales.^34
Cooperación bilateral
Taiwán desempeña un papel especial a través de proyectos agrícolas que mejoran la producción local de alimentos y la nutrición escolar. El proyecto "Mejora del equilibrio nutricional mediante la producción agrícola" demuestra el éxito de la cooperación Sur-Sur y la transferencia de tecnología.^28
La Unión Europea destina 9,1 millones de euros a programas de desarrollo y se centra en la resistencia al cambio climático y el desarrollo sostenible. Japón apoya las energías renovables y la desalinización del agua, creando infraestructuras esenciales para comunidades remotas.^47
Redes de ONG y sociedad civil
Las ONG internacionales complementan los programas gubernamentales con enfoques más flexibles y basados en la comunidad. Sólo cuatro ONG británicas trabajan directamente en las Islas Marshall, lo que subraya la importancia de las organizaciones regionales y locales. Esta limitada presencia de ONG internacionales podría crear espacio para enfoques innovadores, como los programas de desarrollo basados en Gradido.^48
La Secretaría del Foro de las Islas del Pacífico coordina la cooperación regional y podría servir de plataforma para la difusión de modelos Gradido que hayan tenido éxito en otros Estados del Pacífico. Los retos regionales son similares, lo que crea oportunidades de ampliación.
Integración de Gradido en las asociaciones existentes
Los proyectos Gradido podrían integrarse en los marcos de cooperación internacional existentes. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas constituyen un marco reconocido para enfoques de desarrollo innovadores. El enfoque de Gradido en el bien común, la protección del medio ambiente y la justicia social armoniza con los objetivos de los ODS.
La financiación climática podría proporcionar importantes recursos para los proyectos piloto de Gradido. El Fondo Verde para el Clima y otros mecanismos apoyan enfoques innovadores para la resiliencia climática. El componente medioambiental de Gradido podría hacer atractiva esa financiación.
Agricultura y soberanía alimentaria
La precaria situación alimentaria
Las Islas Marshall se enfrentan a una dramática crisis alimentaria. Sólo 20% de los alimentos se producen localmente, lo que hace a la población extremadamente dependiente de costosas importaciones. Esta dependencia agrava la pobreza y la desnutrición, al tiempo que la transición a alimentos procesados fomenta la diabetes y otras enfermedades no transmisibles[^49][^50].
Los cultivos básicos tradicionales - coco, pandanus, fruta del pan, plátano, arrurruz y taro - tienen distinta distribución entre los atolones del norte y los del sur. El cambio climático y la salinización amenazan aún más estos cultivos tradicionales, mientras que el aumento de los precios de la copra anima a los agricultores a abandonar la diversificación.^49
Proyectos agrícolas innovadores
A pesar de los retos, están surgiendo enfoques innovadores de agricultura sostenible. El proyecto GCCA+ SUPA promueve los huertos domésticos y las huertas comunitarias en Majuro y Jaluit. Estos programas combinan conocimientos tradicionales con técnicas modernas y crean fuentes locales de alimentos.^33
La cooperación taiwanesa apoya perfiles de huertos escolares que ya han producido 5.743 kg de hortalizas para 1.512 alumnos. Estos proyectos demuestran el potencial de la producción local de alimentos, incluso en espacios limitados. Al mismo tiempo, enseñan a los jóvenes técnicas agrícolas prácticas.^28
El agua y la desalinización como tecnologías clave
La escasez de agua dulce es el mayor obstáculo para el desarrollo agrícola. Las innovadoras plantas desalinizadoras solares están revolucionando el abastecimiento de agua de las comunidades remotas. Green Energy Solutions, por ejemplo, instaló 75 desalinizadoras solares en el atolón de Wotje, que producen 450 galones de agua potable al día.^51^47
Estas tecnologías podrían adaptarse al regadío y permitir una agricultura intensiva incluso en superficies muy pequeñas. La combinación de energía solar y desalinización crea una base sostenible para la soberanía alimentaria.
Suelo de humus biocíclico y potencial para la permacultura
Los suelos de atollar son pobres en nutrientes por naturaleza y están cargados de sales, lo que exige planteamientos innovadores para mejorar el suelo. El humus biocíclico podría resolver estos problemas convirtiendo los residuos orgánicos en suelo fértil. Los principios de la permacultura podrían ayudar a crear ciclos cerrados de nutrientes.^53
El proyecto Reimaanlok, un enfoque integrado de la gestión de los recursos naturales, ofrece ya un marco para el desarrollo agrícola holístico. Este planteamiento tiene en cuenta al mismo tiempo los valores culturales, la conservación de la biodiversidad y las necesidades económicas.^53
Resistencia al cambio climático y conocimientos tradicionales
El cambio climático está exacerbando los retos agrícolas debido a la mayor frecuencia de sequías, tormentas y subida del nivel del mar. Al mismo tiempo, los conocimientos tradicionales ofrecen enfoques valiosos para la resiliencia. Los sistemas agroforestales con árboles del pan podrían rehabilitar zonas degradadas y producir grandes cantidades de alimentos nutritivos.^54^1
Los enfoques de adaptación basados en la comunidad (CBA) arrojan resultados prometedores. Un estudio de 32 iniciativas de CBA en 20 comunidades del Pacífico descubrió que los programas financiados localmente y aplicados por ONG eran los más exitosos. Los programas de concienciación sobre el clima y los enfoques basados en los ecosistemas fueron los que obtuvieron mejores resultados.^54
El potencial de Gradido para la soberanía alimentaria
La Renta Básica Activa de Gradido podría recompensar a los agricultores por sus prácticas ecológicas y de mejora de la comunidad. En lugar de subvencionar únicamente los cultivos comerciales, el sistema podría premiar la conservación de la biodiversidad, la mejora del suelo y la eficiencia en el uso del agua. De este modo se incentivarían prácticas sostenibles que actualmente están económicamente desfavorecidas.^44
El fondo de compensación y medio ambiente de Gradido podría utilizarse específicamente para la rehabilitación del suelo y la agricultura ecológica. Esto sería especialmente relevante para las Islas Marshall, donde la contaminación nuclear y el cambio climático exigen una amplia restauración medioambiental.^56
Conclusiones y recomendaciones
Las Islas Marshall se encuentran en un punto de inflexión histórico. Las amenazas existenciales que plantean el cambio climático, la dependencia económica y la fragmentación social exigen soluciones radicales. Al mismo tiempo, los sólidos cimientos culturales, la creciente infraestructura digital y la disposición para la innovación ofrecen oportunidades únicas para un cambio transformador.
El atolón de Bikini simboliza tanto las injusticias históricas como las oportunidades de curación y regeneración. Un Proyecto de Paz en Bikini basado en los principios de Gradido no sólo podría ofrecer nuevas perspectivas a los 5.400 descendientes de Bikini, sino también servir de modelo para el desarrollo sostenible en toda la región del Pacífico.
El análisis muestra claramente que los enfoques tradicionales de desarrollo son inadecuados. La combinación de Gradido de Renta Básica Activa, toma de decisiones basada en la comunidad y restauración ecológica armoniza notablemente con los valores y necesidades marshaleses. Se dan los prerrequisitos tecnológicos, los socios internacionales están interesados y la urgencia crea una voluntad de soluciones innovadoras.
Un planteamiento de aplicación paso a paso, empezando por proyectos piloto en la comunidad de Bikini y en atolones externos seleccionados, podría adquirir experiencia práctica y generar confianza. La integración en los proyectos de cooperación internacional existentes garantizaría legitimidad y recursos. En última instancia, las Islas Marshall podrían pasar de ser un símbolo de destrucción a un faro para el desarrollo regenerativo basado en la comunidad. <span style="“display:none“">^57^59^61^63^65^67^69^71^73^75^77^79^81[^83][^84]</span>